Esto vale no sólo para las oraciones individuales sino también para la música, la predicación y los testimonios. Estos últimos deben de estar fundamentalmente motivados por la oración y la predicación del día, aunque hayan sucedido hace tiempo. Si están desconectados de ella, aunque sean claramente del Señor, rebajarán el efecto comunitario de la oración.
Los jóvenes de música quebraron la serie de oraciones individuales con una canción destinada a aunar de nuevo a todos los espíritus en una alabanza más comunitaria. Ábrete a la acción de mi Espíritu. Yo soy el señor de todos tus agobios. Vuelve a tu amor primero. Deja que mi Espíritu realice en ti un camino poderoso, santo, profético.
Paco inquirió con los ojos a Marta y ésta susurró en voz baja: -Es un profeta.
San Pablo habla de ellos.
Creo que dice que son muy importantes para guiar al pueblo.
El hombre que dirigía la oración invitó a la asamblea a estar unos minutos en silencio para acoger el mensaje. Las palabras habían causado gran impacto en la asamblea pues ésta penetró en un silencio profundo.
San Pablo, en efecto, habla mucho del carisma profético y, en un sentido amplio, deseaba que todos tuvieran el don de profecía. En las primeras comunidades cuando aún no había leyes ni estructuras, la palabra profética conducía al pueblo y le trasmitía órdenes del Espíritu. Bernabé y Pablo fueron enviados a la misión evangelizadora en obediencia a una palabra profética, atribuida al mismo Espíritu Santo (Hch. San Ireneo terció en esta lucha, que ya era fuerte a finales del siglo II, diciendo que no debemos desechar en la Iglesia la práctica profética con el pretexto de que haya falsos profetas. El pueblo estaba muy motivado por la palabra del profeta y, al fin, se desató en una auténtica aclamación.
El ministerio de música reforzó la alabanza entonando la canción: "Alabaré, alabaré, alabaré a mi Señor". En ciertos momentos la alabanza tiene que estallar en música para poder expresarse con toda la fuerza. Gran parte de la asamblea se puso en pie cantando con los brazos en alto. Marta estiraba sus brazos cuanto podía. Un hombre alto, de edad avanzada, quedó en pie, con su Biblia en la mano en actitud de leer. Con esta oración el pueblo, que se siente amado y salvado, ha respondido a la acción salvadora de Dios. Las diversas formas de hacerlo pueden variar según esquemas culturales o idiosincrasias, pero conservando siempre unas constantes que son netamente humanas. Éstas son: la alegría, la fiesta, la celebración, el gozo. La alabanza no es sólo una forma de orar sino un estilo de vivir. El hombre que alaba es un ser positivo, optimista, tolerante, paciente, esperanzado, caritativo. Y es que la alabanza coloca al hombre en el mismo corazón de Dios, fuente de todas las sabidurías.
* * *
El mismo señor, de unos 50 años, que inició la oración, se dirigió de nuevo a la asamblea: "Hemos terminado la hora de alabanza. Le impuso las manos, mientras bastantes personas del pueblo hacían el mismo ademán desde lejos. Oró en estos términos: "Señor, hazte presente en el corazón de ésta tu hija, para que trasmita tu palabra a esta comunidad.
Era casada y tenía dos niñas. El tema que le habían señalado era la misericordia de Dios. Al contrario, ella había percibido esa misericordia en su vida que en ciertos momentos estuvo rota y perdida. Ahí se le había hecho encontradiza la misericordia del Señor, pues todo lo atribuía a la acción de su Espíritu.
A Paco le encantó la media hora de enseñanza. Esta mujer no tenía un gran don de predicación, ni brillaba por las grandes ideas, pero en cambio tenía una gran transparencia y sencillez. -Me ha gustado esta mujer, dijo Paco.
-A mí también, asintió Marta. La conocía del grupo, pero nunca la había oído dar una enseñanza. En la Renovación la experiencia es la fuente de donde brotan todas las aguas.
-¿Aquí no se aplaude nunca? inquirió Paco.
Y si alguna vez se hace, el que dirige suele llamar la atención para que todo el protagonismo revierta sobre el Señor.
A Marta le hubiera gustado explicar mejor las cosas a Paco. Pero en ese momento ya estaba alguien dando una serie de avisos sobre próximas celebraciones y retiros de otros grupos, a los que todo el mundo quedaba cordialmente invitado. Marta quería comentar a Paco que la predicación cristiana debe ser también renovada. Pero lo que hoy se necesita primordialmente no son maestros sino testigos. De esta forma uno anuncia su propio evangelio, es decir, el evangelio de Jesucristo vivido en sus propias circunstancias. Y se hace testigo y se le da al Espíritu Santo la posibilidad de llegar al fondo de todas las situaciones de los oyentes.
* * *
Al término de los avisos, el hombre que dirigía la oración introdujo, con unas palabras, a toda la asamblea en la última media hora de la reunión. Este tiempo suele dedicarse a los testimonios. Advirtió a todos, como cosa ya sabida, que el testimonio debe ser corto, sencillo y que debía quedar patente en él la acción de Dios y no el protagonismo humano. Añadió que nadie tenía derecho a callarse, por vergüenza, lo que había hecho Dios en su vida. Al contrario, debe ser publicado para gloria de Dios y edificación de la comunidad. El testimonio, concluyó, es una de las formas más bellas de compartir la fe.
En primer lugar se levantó un hombre que contó una extraña historia en la que difícilmente se vislumbraba la actuación de la fuerza o el poder de Dios. Lo mismo ocurrió con el testimonio de una señora que se enredó con asuntos de su familia. Ésta sí llegó al corazón de la asamblea:
Comenzó diciendo que hasta ahora nunca había dado testimonio en público, pero que la charla la había motivado y dado fuerza para proclamar en voz alta la misericordia del Señor en su vida: "Llevo tres años en la Renovación. Yo no tuve a Dios nunca como punto de mira. Me fui por mis caminos y, sin darme cuenta, me alejé tanto de Dios que entré en un pozo muy hondo. Lo primero que recibí en esta comunidad fue amor. En la calle no he encontrado el amor jamás.
Mi vida ahora no tiene nada que ver con la de antes. Ahora está llena del amor de Dios y de los hermanos. Sigo con las mismas tendencias de siempre, a mi cuerpo le gusta lo de siempre: salir, beber, ser humana, no pensar en nadie, librarme de toda traba y hacer mi vida. Yo he sentido su amor tan real, tan físico, tan rompedor de toda mi vida y de todos mis esquemas, que no me haría mella. No me importa estar vulnerable, estar en tela de juicio. ¡Gloria al Señor!". Después hubo unos momentos de peticiones espontáneas. La gente pedía por diversas necesidades. Con ello se dio por finalizada la oración.
Paco hizo un gesto de agradecimiento hacia Marta. Me ha impactado, pero son demasiadas impresiones para asimilarlas de repente.
-Una cosa está clara para mí, añadió Paco. Si a la Iglesia se viene a celebrar la fe, ustedes verdaderamente la han celebrado. Pero yo no tengo esa fe.
4.- SEMINARIO DE INICIACIÓN
Una novela de Georges Bernanos: "Diario de un cura rural", nos cuenta la historia de un joven y humilde sacerdote de pueblo. El pobre sacerdote se hundió moralmente.
El joven cura rural cayó en una semiinconsciencia. Todo es ya gracia".
* * *
A este pobre cura de pueblo le costó la vida entera llegar a descubrir la suprema de todas las sabidurías: todo es gracia. Era hijo de Dios, pero no había disfrutado de ello. Todo según el designio y voluntad de Dios. La Renovación carismática aparece como uno de esos momentos y lugares donde Dios se digna revelar este secreto a muchas personas. Por pura gracia, sin mérito alguno de parte de nadie. Hemos aprendido que las obras humanas, los esfuerzos, las violencias no salvan.
La Renovación carismática está llamada a vivir a estos niveles. Y aunque la experiencia de nuestra pobreza de cada día nos impulse a bajar la puntería, no debemos hacerlo, porque este tema es obra de la gratuidad, no de nuestro esfuerzo, aunque se nos requiera la vida. Hay millones de personas en el mundo que testifican que ha sido en el Seminario de iniciación, sobre todo en el momento de la efusión del Espíritu, cuando se les concedió esta gran revelación: "todo es gracia": gracia es predicar, gracia perdonar, gracia es atender a los pobres, gracia es el martirio, gracia es el cielo y el amor de Dios, y lo que de esto no sea gracia es casi nada.
* * *
Paco siguió asistiendo todos los martes a la oración. Llegó a pensar que este tipo de oración no era para él. Sin embargo, se dio cuenta que conectaba con Marta y a través de ella con un grupo de jóvenes con los que tomaba un café después de la oración. No acababa de saber cuál era su punto de enganche con este grupo, pero se encontraba a gusto con ellos. respondió Paco. Es un secreto a voces, porque está abierto a todo el mundo. Es para los que lo desean, para los niños, para los que son abiertos de corazón. ustedes, ¿lo han hecho? preguntó Paco dirigiéndose a un grupo de jóvenes que escuchaban la conversación. Hemos buscado a Dios desde distintas situaciones personales. Es una opción, una entrega, un bautismo. Se trata de someter tu vida, con la poca o mucha fe que tengas, al señorío de Jesucristo para poder experimentar su poder, su verdad y su bondad".
No eran palabras sectarias ni rechazaban a nadie. Era la expresión de una profunda convicción personal.
A Paco le atraía la forma de ser de este grupo de jóvenes. Les encontraba auténticos y además como con una gran autonomía personal. Cada uno tenía su experiencia para contar.
Una frase se le quedó grabada a Paco y con ella en el alma se marchó a su casa: "se trata de someter tu vida al señorío de Jesucristo". ¿Qué significan estas palabras? ¿Cómo puede hacerse tal cosa?
* * *
El martes siguiente Marta se fue con Paco y le confió a Paco: -Me han nombrado servidora de este Seminario. Los cuatro primeros constituyen una preparación para un acto fundamental que se llama "bautismo" o efusión del Espíritu Santo. En este acto se ora por cada una de las personas que lo pidan para que reciban el Espíritu Santo. En esta oración suele revelarse el secreto de que te he hablado tantas veces. Esta efusión es imprescindible para que se pueda acceder a la experiencia básica, no digo de la Renovación, sino del cristianismo, pues en realidad de lo único que se trata es de llegar a ser cristianos a fondo.
-Pero yo, dijo Paco, soy catequista de confirmación y en realidad preparamos a los chicos para un sacramento que lleva consigo una efusión del Espíritu Santo. Los problemas, cuestiones o dificultades se discutirán al cabo de las siete semanas, momento en que ya se habrán solucionado por sí mismos gran parte de ellos. A veces cuando los grupos son pequeños y no hay mucha gente nueva, todo se hace muy resumido. Lo que sí es fundamental son las catequesis básicas y la oración de efusión por las personas que lo requieran.
Se reunió un grupo de unas sesenta personas: cuarenta y cinco totalmente nuevas. Marta se sentó junto a Paco.
Ella misma introdujo la oración, a lo que el equipo de música respondió con una canción invocando al Espíritu Santo. Para la mayoría, esa forma de orar era total novedad y una sorpresa agridulce.
Era un hombre maduro con cara relajada y sonriente. Oraron sobre él y comenzó la predicación:
"El tema de esta primera semana, comenzó diciendo, se puede formular de la siguiente forma: Dios te ama. Presentó el Seminario como una ocasión de evangelización: habéis venido aquí para ser evangelizados; para descubrir que el evangelio se puede hacer realidad en sus vidas. Citó a Juan Pablo II cuando dijo que cualquier reevangelización de los cristianos tiene que comenzar por creerse y experimentar esta frase: "Dios te ama". no; lo importante es que experimentes que Dios te ama a ti. Dios no es una conquista del hombre, sino una gracia y un don que se derrama bondadosamente sobre nosotros.
Este amor de Dios se ha manifestado en Jesucristo. Él es la revelación, el rostro de Dios hecho humano. No tenemos otro Dios que el que se revela en Jesucristo. De esta forma Dios tiene ojos humanos, oídos, labios, corazón de hombre. Se nos hace presente mediante su Espíritu, que es santo y bueno y te ama. Por eso el amor de Cristo consiste en experimentar que su Espíritu actúa en ti. De esta forma Dios se nos hace real y cercano. A esta experiencia los ha convocado este Seminario.
Te ama aunque estés indiferente, aunque seas ateo, aunque estés lleno de pecado, aunque rechaces estas mismas palabras que oyes.
Paco salió contento. -¿Qué te ha parecido el grupo? preguntó a Marta. Me encanta que en un seminario haya viejos y jóvenes, hombres y mujeres, curas y monjas, ricos y pobres, gente dura y bloqueada, racionalistas empedernidos. Me huele que al Espíritu Santo le esperan jornadas de mucho trabajo. Tenía las ideas muy claras, insinuó Paco.
-Cierto, parecía un testigo, asintió Paco. En primer lugar, porque son muy diferentes las personas que hablan y por lo tanto diversas las experiencias que transmiten. Pero sobre todo, porque no son ideas lo que aquí se presenta. El Espíritu Santo tendrá que cambiar esta perspectiva. En esto está el corazón de la gratuidad, palabra que tantas veces has oído aquí. Todo es gracia. "El Señor lo quiere; lo que diga el Señor; el momento del Señor". Sería una malísima teología decir que Dios ha querido tu accidente. El problema está en ti que has utilizado mal tu inteligencia y tu prudencia. No metemos, pues, a Dios en todas las cosas. Las realidades tienen su propia autonomía y sus propias leyes que hay que respetar. Pero el que tiene una visión de fe de la vida sabe que la última referencia de todas las cosas es Dios. Creemos que Dios tiene un plan sobre cada persona y sobre cada cosa, más allá de todo cálculo humano, aunque el hombre sea libre y cada uno de sus actos o sucesos se rijan por sus propias leyes.
* * *
Al llegar el siguiente jueves, Paco no encontró en la sala a Marta y le extrañó, pues es superpuntual. Al cabo de unos minutos vio que Marta y un grupo de los servidores salían de una sala contigua. Todo es gracia y por eso pedimos la actuación del Espíritu Santo.
-¿Piensan que el demonio puede perturbar la reunión? inquirió Paco con incredulidad.
No olvides que el diablo es un espíritu, y que también una parte del ser del hombre es espiritual.
Paco le confió a Marta la impresión pesimista que había sacado al hablar con la gente. Pero ella le respondió sin perturbarse: El Señor está trabajando. En ese momento el grupo de música acababa de entonar una invocación al Espíritu Santo y poco a poco se entró de llenó en la oración. Lo que era cierto es que nadie movía los labios, ni cantaba, ni hacía gesto alguno, a no ser el conjunto de los servidores.
La catequesis de esta segunda semana la formuló el sacerdote con estas palabras: "Jesús vive y es el Señor". Comenzó diciendo que "la resurrección de Jesucristo no la pueden ver los ojos de la carne, ni comprenderla la mente humana. Esta realidad sólo puede ser captada por la fe.
Jesús resucitado es el primer habitante de una nueva creación. Nosotros conectamos con ella mediante la fe. Esta fe no es una credulidad tonta como la de los duendes o las brujas, sino que es un don del Espíritu Santo, principio de un auténtico conocimiento y fuente de una bellísima experiencia.
El día de Pentecostés los apóstoles recibieron un copioso chorro de esta fe que les hizo ver que a Jesús, el crucificado, el mismo que había vivido entre ellos y había sido asesinado como un malhechor, Dios lo ha constituido Señor de ambas creaciones, Juez de la historia y único Nombre que se nos ha dado para salvarnos.
Los que sometan su vida al señorío de este Jesús vivo y resucitado experimentarán, ya en esta vida, que Jesús toma en sus manos su defensa, pues hasta ahora todos hemos estado sometidos a otros señores, sea del otro mundo o de éste, que nos han llenado de miedo, de esclavitud, de odio y desesperación. El que someta su vida a Jesús, pasando por ese bautismo, por esa muerte, experimentará, ya en las cosas de este mundo, la liberación, la paz, el gozo y la capacidad de vivir para los demás, superando el egoísmo original con el que hemos nacido y nos destruye como hombres".
A Paco le impresionó esta catequesis. Vio con claridad que, si esto es verdad, la Iglesia no tiene otra razón de existir que la de proclamar a todas las generaciones que Jesús vive y es el Señor. "Pero me falta la experiencia, decía para sí mismo, lo creo pero me falta la experiencia". Las guitarras al terminar la charla entonaron una melodía lenta y plena de unción: "El Señor, el Señor...resucitado de la muerte y es Señor. Cada lengua clamará que Jesús es el Señor". -Bella canción, dijo Paco.
-Ungida, superungida, contestó Marta, profundamente compenetrada con el texto que se cantaba. Es de las primerísimas de la Renovación. Jesús no sólo es el Mesías, el Salvador, el Juez de la historia, es el Señor, es decir, Dios. Es el señor de muchas cosas de este mundo. Y entiendo también una frase que leí en un libro del Papa: que "hay diversos poderes que luchan por apoderarse del alma de este mundo".
-No pienses que yo tengo mucha experiencia de ello, se disculpó Marta. Pero sí me impresiona mucho la frase de San Juan cuando dice que este mundo está sometido al poder del maligno.
- Me siento mejor, Marta.
Hasta este momento apenas le había prestado atención, pero en estos últimos días había hecho incluso algunos intentos de oración personal.
Una frase se le había incrustado, hacía ya tiempo, en el centro de su alma: "someter la vida al señorío de Jesús". Estas palabras le hacían daño, pero un daño sabroso que no quería evitar. Marta se dio cuenta de su lucha interior, sin embargo no acudió a solucionarle el problema. Era el Espíritu Santo que en algunos momentos se hace purgatorio.
-No sé, contestó Paco. Se sentaron juntos cuando ya el grupo estaba invocando con un canto la presencia del Espíritu. Para no agudizar el rechazo de algunas personas, se sofocaba la acción del Espíritu. Aunque este detalle en ciertas ocasiones puede nacer de una sana prudencia, en general al Señor le gusta la valentía con su pizquita de escándalo para los espíritus de cerviz dura. Aquí todo es gratuito y nadie debe nada a nadie, a no ser el amor de compartir los dones del Señor.
El sacerdote comenzó la enseñanza enfatizando las palabras que sirven de título a la catequesis de esta tercera semana: "Conviértanse a Jesús". "Tenemos ideas extrañas sobre la conversión, continuó diciendo.
La conversión es a Jesucristo. Pero, sin embargo, esto no está en manos de ningún hombre, ni en el esfuerzo de ninguna voluntad. La conversión es a Jesús el resucitado, el que vive, el que está actuando en ti. Para convertirte a este Jesús, al que no puedes acceder ni por la razón ni por los sentidos, necesitas al Espíritu Santo, a cuya luz esplendorosa podemos conocerle y acogerle.
Por eso, en toda verdadera conversión el Espíritu te convencerá y te iluminará sobre tu pecado, no para castigarte sino para que te arrepientas. De esta forma pierdes el eje de tu existencia y te privas de la experiencia de la fraternidad y le robas a tu vida todo sentido. De este modo queda toda tu vida sometida al señorío de Jesús. Y su Espíritu te irá llevando a vivir una vida cuyo modelo no va a ser otro que el hombre Jesús, el Jesús histórico que vivió entre nosotros y del cual nos hablan los evangelios. Dejarás de ser tú, pero caminarás por caminos de verdad, felicidad y gozo, incluso en las tribulaciones de la vida".
Paco reaccionó con sorprendente suavidad. Se dirigió a Marta: -La verdad es que yo siempre he conocido y amado a Jesús, pero me da la impresión de que le he amado como parte de mi cultura. Cerca de ellos se encontraba una chica joven. Según dijo el día de la presentación se llamaba Ruth, tenía 25 años, la misma edad que Paco y Marta y estaba casada. Había escuchado el desahogo de Paco. Marta le hizo un ademán de acogida con los ojos y ella se acercó: -Estoy mal, me estoy sintiendo muy mal.
-Me está turbando el hecho de que Dios pueda ser algo real. Pero si Dios es real, ¿qué hago yo con mi vida? Yo no quiero ser alguien distinta de mí misma.
-Ése es mi problema, irrumpió Paco contagiado.
-Sí, pero Dios, para mí, creo que no ha pasado de ser un concepto.
Aquí venimos a escuchar al Espíritu Santo. Alguna vez en la vida hay que pasar por un poquito de humildad y de obediencia.
* * *
Era diciembre. La gente entraba en la sala muerta de frío, frotándose las manos.
Marta y Paco coincidieron en los metros finales y entraron juntos en la sala. Paco, que se encontraba muy eufórico esta tarde, abordó a Ruth directamente bromeando: -¿De modo que tú no quieres ser alguien distinta de ti misma?
-No, respondió Ruth sonriendo.
-Explícate algo más, le insinuó Paco.
-Pues mira: yo he nacido en una familia en la que no existía Dios.
Me encuentro sola, vacía, absurda y no le encuentro ningún sentido a mi vida.
Paco tomó la mano de Ruth y se la apretó con cariño. Mejor, pensó para sí, dejemos que actúe el Señor.
El sacerdote enunció el tema de esta cuarta semana como una proclamación: "Y recibiréis el don del Espíritu Santo". Si se arrepienten del asesinato que han cometido en la persona de Jesús, -o de cualquiera de los pobres que han existido desde el principio del mundo- recibiran el don del Espíritu Santo.
La predicación de hoy enfatizó el tema de ser niños delante de Dios. El aceptar nuestra impotencia, nuestro pecado, nuestra incapacidad de librarnos del absurdo, de los odios y egoísmos de la vida no nos hace malos, sino pobres y niños.
El próximo domingo se va a orar por ustedes para que reciban el Espíritu Santo. Tu vida en el Señor está mucho más protegida y mejor guardada que en tus propias fuerzas. Algunos tienen miedo de lo que el Señor les pueda pedir. Quieren ser libres.
A Ruth hoy le llegaron estas palabras. Al contrario, le encantaría quedarse con Paco y con Marta y charlar un rato.
-No sólo importante; yo diría que imprescindible, respondió Marta. Date cuenta de que todo lo que hemos hecho estos cuatro días es una preparación para recibir el "bautismo" o efusión del Espíritu Santo, que es la gracia básica de la Renovación.
-Bueno, bueno, aceptó Ruth. En aquel momento alguien llamó a Ruth. Aunque con prisa, no quiso omitir el dar un beso a Paco y a Marta. Era la primera vez que lo hacía. Cuando quedaron solos Paco le dijo a Marta: ¿Sabes una noticia?
-No sé.
-Que viene mi novia al retiro, quiere asistir a la efusión del Espíritu Santo.
-¿Tu novia? preguntó ilusionada Marta. Noto que hay una experiencia muy autónoma, muy mía, que está creciendo en mi interior. Ahora entiendo que el hecho de que querer recibir el "bautismo" en el Espíritu Santo entraña una opción radical por Jesucristo, como me dijisteis hace unas semanas en el bar. Sé que esto quiere decir que acepto a Jesús como mi Señor y Salvador, y que por lo tanto tengo que someter mi vida a su señorío. Para recibir la plenitud de la gracia de Dios, de ordinario, tiene que haber un proceso liberador en lo humano, que los niños y jóvenes aún no han podido concluir.
Marta le miró asombrada por el cambio que estaba presintiendo en él.
-Te estoy hablando desde la oscuridad, aclaró Paco.
Paco se despidió de Marta con un abrazo muy cariñoso.
-No me lo habías dicho. Deambulaban por la galería: un sacerdote, varias monjas, matrimonios, grupos de jóvenes y algún solitario.
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